28.3.11

Stand by me.-

10.3.11

Antes que ver el sol, prefiero escuchar tu voz ♪

Pilar se despierta, mira la radio desenchufada y empolvada, y melancólicamente a sus 28 años lamenta mucho jamás haber tenido una canción favorita. Despertó con una tristeza rara, siempre estaba triste, pero esta vez era raro, los motivos eran aún más inciertos que los de ayer.

Se viste con lo primero que pilla, y le satisface que sea ropa sencilla y oscura, no andaba con ganas de "usar colores". Y sin ir al baño o a la cocina, sale de la pequeña casa, encontrándose con sus padres en el camino a la puerta de calle, quienes le sonrieron y hasta la abrazaron desde las amarillentas fotografías.

Camina lentamente y se siente mejor que hace un segundo atrás al sentir el sol en su cara... adoraba eso, poner su cara en dirección al sol y ver como su cuerpo se tornaba amarillo, amaba ese color, amaba los colores, pero hoy no tanto.

Luego de saludar al sol, sintió ganas de llorar. Comenzó a recordar todas las cosas lindas de la vida, tratando de suprimir esa tristeza rara. La cosa más linda, lógicamente -para ella-, era que existiese el amanecer (y lo más tortuoso era un atardecer), ver salir el sol... aunque no le importaba mucho la idea de que existiera un nuevo día y blabláh. Otra cosa que le encantaba, era ese camino con algunas fotos viejas de sus padres, "aunque sea en una foto me sonríen, jaja". Pero lo más hermoso (esto sí que carece de lógica), es cuando mencionaban su nombre en el diario. Sí... a veces había alusiones al nombre "Pilar" por los diarios o revistas, y Pilar se emocionaba mucho, especialmente cuando la frase era "...pilar fundamental" (aunque no entendía, por un poco de memoria visual reconocía su nombre). Por lo mismo, compró un periódico en el pequeño quiosco antes de continuar su camino, para ver si alguien quería decirle cualquier cosa.

Pilar, de forma un tanto más simple, pensó en porqué todas las cosas que ella encontraba fabulosas, eran tan lejanas. Si bien, nunca dudó que el sol aparecía para deleitarla, al igual que el "pilar fundamental", jamás podía traer devuelta al sol en la noche o conocer a quien tantas veces la mencionaba en el diario... y era muy frustrante. Y todo esto lo sabía no por haberlo pensado mucho, sino que porque lo había intentado. Había intentado llamar al sol un día en la noche, y trató también de comunicarse con la gente que la conocía de los diarios y revistas... ¿cómo lo hizo? Son historias que contaré en otra oportunidad.

El diario de hoy no traía su nombre por ningún lado, por lo cual lo dejó en el asiento del paradero, hoy no importaban las noticias con otros nombres o palabras.

Esperó la micro mirando al horizonte, al subir se fue instantáneamente hacia un asiento de atrás. Hacia adelante veía personas conversar, y también a los solitarios con sus audífonos; malditas situaciones que le rompían el corazón. Desvió con desprecio su mirada hacia la ventana, esa mirada neutra. Por la ventana, divisó como siempre a los jóvenes que iban o venían hacia o desde la universidad... llenos de libros y risas. Y como todos los días recordó el episodio, su madre -ya fallecida-, intentando decirle que "las personas especiales" no podían estudiar como los jóvenes esos de los libros pesados. ¿Cómo es posible? Pensaba Pilar, aun analfabeta. Y bueno... no tenía más que pensar, su limitada mente no se lo permitía.

De pronto una chica de más o menos 20 se sienta a su lado, también era pelirroja, por lo cual sonrió discretamente. Miró a Pilar y notó esa mirada, esa mirada que no sabía si era de las pelirrojas o qué, pero era una mirada rara que también nacía en ella, en la cual sólo algunos reconocían tristeza... aunque objetivamente no era una mirada triste, era neutra. Miró mucho rato esos ojos naranjos de Pilar, quien pensaba ahora en lo maravilloso que habría sido estudiar Enfermería, pues su mamá siempre decía estar enferma, y Pilar quería sanarla. Además, le encantaba ver esas series por la tele, donde aparecen doctores y enfermeras, aunque le parecía ilógico que en una aparecía un doctor que era cojo y usaba bastón... "que tonto, un enfermo curando a las personas, seguramente es como ayudante de los doctores".

Pilar no pensaba muchas cosas, su vocabulario era reducido, debido a su nivel sociocultural precario y otras cosas. Esto de nacer en un lugar rural y paupérrimo, con padres negligentes y una estimulación casi nula, además de las otras cosas, la terminó convirtiendo en una persona que sólo podía pensar en imágenes, fotos, películas mudas.

Graciela, que continuaba mirando los ojos naranjos, era denominada por sus amigos como la loca, era impulsiva y espontánea; saltaba por los pasillos de la universidad al obtener una buena calificación, besuqueaba a las profesoras cuando le iba bien, y a veces a la gente en la calle cuando estaba feliz... (sí, si igual era media loca).

Al haber mirado por varios minutos el pobre rostro de Pilar, sintió la necesidad de hacer algo por la otra pelirroja. Quería quitar esa mirada de los ojos de Pilar, esa mirada angustiante, esa mirada de nada... pero no sabía como! Le dijo "disculpa, yo sé que quizás no quieres escuchar a nadie hoy, pero si estás triste, debes saber que todo pasa por algo, y que después de la tormenta siempre sale el sol..." (que profundo)...Pilar la miró con cara de no lograr entender, y Graciela se sintió ridícula, y un poco antes de bajarse le dijo "¿sabes qué? Está bien si a mi no me quieres escuchar, pero deberías escuchar la canción que está sonando ahora mismo en la radio, yo la escucho cuando estoy triste!... ya me tengo que bajar, que estés bien". Y se bajó de la micro. Pilar sonrió y miró como Graciela se reunía con una amiga a la distancia, sintió pena.

Posteriormente, Pilar al bajar de la micro ya no sintió el sol que la cubría con su luz y calor, sólo había sombra, y para peor no había logrado una amistad con la niña de la micro, lo que le causó más dolor.

Cuando pequeña siempre se preguntaba con qué se encontraría si caminaba y caminaba derecho por un lugar, sin desviarse. Imaginaba que se encontraría con un muro enorme que diría "prohibido pasar" o algo así, muro que , por lo demás, iba a intentar cruzar en el momento en que se lo topase. Y caminó tanto, sin desviarse jamás, que llegó a un punto donde ya no podía avanzar, y se encontró con un muro distinto al cual había imaginado... era un muro de su color favorito, amarillo, pero brillaba! Y miró aún más arriba, y vio a ese sol que tanto amaba, cubriendo ese gran muro con el cuál se entremezcló.

Lo que Graciela nunca supo, es que a la joven sorda sólo le parecía genial su presencia, y que aunque le hubiese dicho frases cliché, ella hubiera dado cualquier cosa por escuchar sus palabras, y sobretodo, la hermosa canción que sonaba en la radio, que quizás podría haberse convertido en su canción favorita (aún más favorita que el mismísimo sol).