12.3.10

Perrito lindo, te quiero mucho.

Porque eras el único que persigue a su propia cola, el único que muerde a su amo, el único que se pone manso sólo cuando se enferma.

Eras tan gracioso... vestido de recluta de Pelotón o con tus chalequitos de mujer. Enterrando tu shet y escapandote de los gatos.

Perdóname por no haberte cuidado lo suficiente, me consuela un poco pensar que quizás no hubiese servido de mucho, el ambiente nunca fue de lo más favorable para tu salud, para mi tampoco lo es.

Nunca te olvidaré mi querido Evaristo, descansa en paz.


6.3.10

¿Es siempre bueno hablar del trauma? - Enrique Echeburúa 01/04/2004

El aspecto más doloroso de un trauma es, sin duda, revivir intensa y frecuentemente la experiencia. No se trata de un mero recuerdo, sino de unas vivencias que se agolpan en la mente y que vienen acompañadas de una intensa excitación. Cualquier estímulo relacionado con el trauma, ya sea interno, como un recuerdo, o externo, como un ruido imprevisto o una noticia de prensa, puede poner en marcha este proceso emocional. Por mucho que las víctimas se esfuercen por apartarlas de su mente, las vivencias vuelven una y otra vez, con más fuerza incluso.

Tratar de eludir y enterrar en el olvido una realidad intolerable para mantener el equilibrio emocional y la coherencia social es una reacción protectora natural. Por ello, el silencio y la distracción constituyen a veces una estrategia útil. La víctima prefiere no pensar en la experiencia y no hablar de ello con otras personas para no revivir el sufrimiento ni cargar a los demás con su drama. Además, a muchas personas tampoco les agrada escuchar esa experiencia y ni siquiera se atreven a preguntar abiertamente por ella. Así, hay veces en que los amigos, de quienes se esperan palabras de consuelo, tratan de hacer como si nada hubiera ocurrido, como si no hablar de la muerte le aliviara al superviviente del dolor de la pérdida. Por ello hay una tendencia natural en las víctimas a eliminar el horror del campo de la conciencia.

La evitación mental de las vivencias negativas, junto con la implicación en actividades de distracción (el trabajo, una afición absorbente, dedicación a la familia, relación social, consuelo espiritual, etcétera), pueden contribuir a restaurar el equilibrio emocional. Asimismo el paso del tiempo puede ser también un buen aliado.

Sin embargo, no siempre ocurre así. Por ello, si las víctimas presentan síntomas de reexperimentación (pesadillas reiteradas o pensamientos o imágenes recurrentes) o conductas de ira más allá de los primeros meses después del suceso, la evitación constituye una estrategia contraindicada. En estos casos, el tiempo no lo ha curado todo por sí solo y el intento de olvidar los malos recuerdos ha resultado infructuoso. Si hay reexperimentación o irritabilidad manifiesta, se trata, en cierto modo, de un asunto no cerrado.

En estos casos pensar y hablar sobre el suceso ayuda a digerir emocionalmente el empacho emocional que una persona ha sufrido. Así, recordar y verbalizar lo ocurrido en un ambiente de apoyo facilita la transformación de las imágenes caóticas y fragmentadas del trauma, mantenidas en la memoria emocional, en sucesos ordenados espacial y temporalmente bajo el control de la memoria verbal. En cierto modo, se trata de poner nombre a lo que la víctima ha vivido y de guardar los recuerdos en el archivador correspondiente para que la persona pueda ejercer un cierto control sobre ellos. Es en este proceso de transformación de las vivencias en recuerdos y en la reintegración de éstos, ya digeridos, en la biografía de la persona cuando la víctima puede experimentar un alivio de los síntomas y una recuperación de la capacidad de control.

¿Cuándo es entonces adecuado hablar y compartir el dolor? La conveniencia del desahogo, a modo de ventilación emocional, depende en buena medida de las diferencias entre las personas. En general, las víctimas más extravertidas, acostumbradas a expresar sus emociones, pueden beneficiarse del relato de lo ocurrido, verbalmente o por escrito (cartas, cuentos, dibujos, etcétera). Hablar, expresar sentimientos y compartirlos con los seres queridos puede influir positivamente en este tipo de víctimas y ayudarles a soportar mejor la adversidad, así como reducir la secuelas y evitar la cronificación de las pesadillas. En estos casos no hay que poner velos a su dolor.

Pero hay otras personas, más bien introvertidas, que no tienen necesidad de hablar y de expresar lo que sienten ahora porque nunca lo han hecho. Por eso, es erróneo pensar que siempre es preciso prestar atención a lo que ha pasado y expresar los pensamientos y emociones negativas para disipar el dolor y afrontar fríamente la realidad. Si una víctima no necesita hablar y se le fuerza a hacerlo, puede llegar a experimentar el trauma por segunda vez.

En resumen, hablar del trauma es bueno para las personas que necesitan hacerlo, siempre que no se haga de forma reiterada para que no distraiga de la atención necesaria a los hechos presentes y futuros y no produzca rechazo en los demás. Pero para las que no lo necesitan, la disposición activa al olvido y la implicación en actividades gratificantes pueden ser suficientes: las nuevas vivencias tienden a debilitar a las antiguas. En uno y otro caso, de lo que se trata es de ofrecer un apoyo social y de que la víctima comience a recuperar la capacidad de sorprenderse y a mirar lo de siempre con ojos nuevos, a poner interés en las actividades que se hacen cada día y a fijarse unas metas concretas que es posible conseguir.

3.3.10

Mi terremoto. Talca - Chile. 27 de febrero de 2010.

28 de febrero de 2010.
Estoy escribiendo en un cuadernito tipo "diario de vida" que con cara de pena me entregó mi madre ayer, mi cumpleaños... Me vine a la carpa que tenemos en el patio, quería pensar un poco, asimilar todo, comenzar a superar. Pero no puedo pensar, sólo sentir. Ayer fue el día más desgraciado y triste de mi vida, de nuestras vidas. Jamás pensé que algo así iba a ocurrir, lo veía tan lejano, de país tan poco desarrollado. "Aquí no, nunca, eso pasa en Haití, en esos países asi...". Aprendí que es una estupidez relacionar pobreza con catástrofes naturales. Aunque como 1/4 de mi casa quedó invicta, da cosita entrar, existe pesimismo y una esperanza aprendida en el ambiente. Estamos sin electricidad y sin agua, pero acá en mi casa... osea, en mi hogar (jaja) guardamos agua despúes del show. Nunca había escuchado radio durante tanto rato, y nunca me habían invitado a dormir de tantas partes, gracias. Suena que suena el teléfono, y cuando llama alguien nuevo me emociono ene. No puedo llorar, es raro eso en mí tomando en cuenta la circunstancia en la que está mi familia, mi barrio, mi ciudad, mi país. La gente de la casa del lado está en la del frente, en los festejos y eventualidades somos súper unidos, y eso es reconfortante, no quiero sentirme sola. Parece que habrá toque de queda, desde las 9 de la anoche hasta las 6 de la mañana (la wea Pinocho, que asco. Pero es necesario). He llamado a las personas importantes para mi, sólo me he podido comunicar con algunas. Ta como la cagá en Talca; saqueos, destrucción. Mi celular dice "batería baja" desde que salí a trabajar antes de ayer, gracias Señor.

Que día ese... Viernes 26 de febrero. Estaba nerviosa, el sábado se venía mi cumple, me encanta tener un día mío, iba a venir la Espe, Samitio, mis parientes más cercanos, nice! Salí a las 21:15 de mi casa camino al Submarino Rock-Bar, a trabajar.

Ya es sábado 27 de febrero, 00:00 hrs. Yupi, se cumplen 20 años desde que nací, que amor! Mis compañeros de trabajo y algunos amigos de ellos me cantaron el cumpleaños feliz. Me emocioné y me sentí como en casa. Andaba contenta más encima, como prendía, porque había tomado vitaminas, jajaja. Cristian, uno de mis jefes, me había regalado un trago a elección al salir de la pega, y también ibamos a cantar en el pub, con la guitarra y la batería además, que entreteeee! Estaba alegre, pero la vez chata, tuve mucha pega pero las propinas iban bien y tenía una tele sin volúmen pa cachar el Festival. El cansancio daba lo mismo, además la gente con la que trabajo es bacán entonces me gusta mi trabajo. :). Eran como las 3:30 de la madrugada y me llega un mensaje de texto más lindo de feliz cumple! Nada podía ir mejor... Sonreí, me apoyé en la barra mirando si los clientes necesitaban algo, y empiezan a moverse las copitas de arriba de la barra. "Ta temblando", "No, si es el show!", "No po, si la tele está apagá", "Weon esta wea es fuerte, que onda?" Las copas que estaban colgaditas sobre la barra empezaron a caer impresionantemente y ahí no se quién abrió la puerta ni niuna hueá y salimos corriendo hacia afuera. Yo no cacho si cuando tiembla hay que ponerse cerca o lejos de los árboles, arriba o abajo de las mesas... Entonces seguí a Humberto con la Paula que corrieron hacia un árbol enoooooooooooorme que está paradito en la diagonal. Fue el momento más atroz de mi vida, aferrada a Humberto que pa' mí con la Paula eran lo único que yo tenía en ese momento. Siempre supe que cuando pasara algo así, me iba a poner a rezar como loca, y así fue. Sollozaba! Mi voz temblaba, si hubiese escuchado a alguien rezando así en otra circunstancia les juro que me cago de la risa. Recé un Padre Nuestro o quizás 2, a la Vírgen María; entremedio pedía que por favor se detuviera. Cocinerito con la Paula conservaron la calma. ahí me di cuenta de que las fobias se heredan (te quiero mami). Entre pensada y reflejicamente (reflejicamente? WTF?! Uds. me entienden) me salían unos "mamá, mamá..." Mientras mi jefa y su novio intentaban tranquilizarme. Sólo sentía que quizás me iba a morir, que alomejor se adelantó el 2012, será en todo el mundo? sólo Talca? estaba confundida. Veía tierra por todos lados, estaba como sumida en una neblina y el ruido era terrible. Cuando por fin paró esta mierda, Humberto se ofreció para ir a dejarme, cuando caminaba sentía que una pierna me temblaba demasiado, como que me costaba caminar. La gente empezó a echar andar sus autos y yo media ida digo "esta hueá fue terremoto cierto..." "Sí, Cata." "No me tengo que quedar cierto?" "No, Cata." Durante el tembleque llamaba a mi papá, a la Samu. La mano me tiritaba y que no hubiese línea me partía el corazón en un millón de pedacitos. Después de todo, fui a buscar mi cartera, pasé por encima de cuanta cosa y la saqué. Por lo visto el Pub tiene pa rato. Finalmente me trajo a la casa Jaimito con la Naty. Iba transmitiendo todo el rato "mi casa se cayó... yo se. Mi casa es súper vieja... Oh, weon. Ta la zorra" Cables caían encima del auto, gente por todos lados, ERAN los semáforos, mal. Ahí dimensioné la media embarraita que quedó. Mucha destrucción. Estaba preocupada por mi mamá que se moría si yo no llegaba luego. La Naty me dice "Uh, Cata tu casa..." Pero a mi no me impactó, siempre supe lo que iba a pasar. Me despedí rapidito, abro la reja de la casa, empujo la puerta y estaba todo oscuro. "¿aló?" y escucho "chanchaaaaaa! =)" desde el patio, era la voz de mi hermano mayor. Salgo al patio corriendo y estaban ahí, sentados afuera. "¿Y el Evaristo?" pregunté. "Se le cayó la muralla...murió." Me dice mi mamá. Y veo que una muralla inmensa del patio se desplomó. "Pero estabamos todos ahí, nos podríamos haber muerto todos!" Oh... Nunca había sentido tanta pena y desesperación. Mi perro? Murió aplastado? Me tiré al suelo, lloraba y gritaba como nunca lo había hecho. Me obligaron a calmarme. Me di cuenta que todo lo que me pasaba hasta el día anterior valía callampa. Cuando me calmé un poco caché que no estaba mi papá porque me había ido a buscar. Cuando llegó nos calmamos un poco más. Estaba en shock. Como de película me pasaba las uñas por los brazos, pensando que quizás era una pesadilla, y que me iba a despertar en mi pieza, y todos ibamos a estar contentos celebrando mis 20. Me senté y me dieron permiso pa fumar (o me moría de la ansiedad) y ahí me contaron... que estaban todos abrazados... que la pared cayó a centímetros de todos... que mi perrito corría y ladraba y que de un momento a otro ya no webeó más. Obvio que me sicosié... "Si yo hubiese estado...", "Si no se hubiesen puesto ahí..." Pero no tengo que pensar esas cosas, por algo las cosas se dieron de esa forma. Estaba sentada, cagá de frío, todavía con la viscera y el mandil del Submarino, pensando en mis otros seres queridos, como estarán. Como aún tengo pensamiento egocéntrico "quizás a todos se les cayó la casa...", gracias a Dios no fue así. Esperé las 2 ó 3 horas más largas de mi vida. Llegó la transmisión de la Radio Paloma, que hasta ese momento era una shet y ahora todos la aman. Ahí cachamos que fue de 8,3 grados y el epicentro fue en el límite Región del Maule y del Bío. Rato después me pude comunicar con los precisos, estaban bien, al menos se fue la sensación de tener el alma pendiente de un hilo. No dormimos nah, sólo mi tía Nora que es como Garfield (jajaja). Llegaba gente y no podía evitar las lágrimas. Dormí como 2 horas en la mañana. Lloré y lloré, mi mamá no para y no come nada. Mi casa está inhabitable. Mis papás me dieron regalos por mi cumple, mi casa tenía muchos adornos para mí y se me partió el corazón. Obviamente la gente que no es de mi casa que me saludó por mi cumple la puedo contar con los dedos de una mano, y es obvio el motivo.

Hoy me llamó la Espe, por fin! Hay gente que aún no da señales de vida y la pena me mata. ¿Cómo y dónde vamos a vivir? Hacinamiento, y si no me gusta, me separo de mi familia, así de simple. Viene mucha gente a ofrecer cosas, no nos faltan cosas. La radio transmite todo el día lo sucedido en las playas de las regiones afectadas, terremoto más tsunami, muchas muertes. Que el Señor consuele a las familias que han sufrido pérdidas de seres humanos (y no humanos) :(.


Siento que los quiero mucho, que necesito a personas que nunca sabrán que las necesito, que el futuro no existe. Estoy viva, la gente que quiero está bien, y quiero salir adelante porque tenemos una nueva oportunidad para vivir.

Gracias Dios.